TEORIA DE LA RUEDA COEVOLUCIÓN: HOMINIDOS Y CÁNIDOS
- Ferez Ruiz Xavier: Consultor técnico-cientifico de
- 21 jul 2019
- 6 Min. de lectura
TEORIA DE LA RUEDA
COEVOLUCIÓN: HOMINIDOS Y CÁNIDOS
Ferez Ruiz Xavier: Consultor técnico-cientifico de ADERAVA www.aderava.com

Los hombres de ciencia no nos descubren nada cuando nos citan ejemplos de actuaciones increíbles entre perros y humanos, y nos comunican que han descubierto algunas facetas desconocidas hasta ahora sobre las capacidades de este amigo fiel del hombre. Todos los que hemos tenido esta mascota como un miembro más de nuestra familia, hemos vivido algunas de estas experiencias que nos han dejado intrigados y desconcertados en numerosas ocasiones. Los cánidos nunca nos han dejado de sorprender por su valentía, fidelidad, coraje, fuerza, corazón y comprensión.
La historia reciente está llena de episodios heroicos y conmovedores, desde los numerosos casos de perros que rescatan y salvan vidas humanas, hasta aquellos que permanecen inmutables durante años en la tumba de sus amigos humanos o en el lugar de aquellos deshumanos que los abandonaron.
Y la no tan reciente, como el caso de Barry en el año 1800, un perro de raza San Bernardo que salvó la vida a 40 personas en los Alpes Suizos.
Lo que no tenemos, desgraciadamente son pruebas de todos aquellos acontecimientos que tuvieron que darse mucho antes de la historia de la humanidad….durante nuestra prehistoria, periodo que comprende el proceso de domesticación del primer ser vivo conocido por los seres humanos…el perro.
Estos primeros contactos entre ambas especies durante la prehistoria, se dieron a lo largo de una etapa que llegamos a nombrar como proto-domesticación y tuvieron que sentar las bases de estas relaciones tan íntimas entre hombre y perro, entre cánido y homínido, que hoy en día perduran y nos fascinan.
Pues viajemos a la historia más remota de nuestros antepasados y es gracias a la arqueología cuando encontramos los primeros restos fósiles de “perros domesticados” en los montes de Altai (Siberia) hace 33.000 años y así de forma esporádica irán apareciendo restos de esqueletos de perros datados entre 26.000 y 27.000 años.
Pero no será hasta hace 17.000 años cuando se detecta una presencia importantes de restos de perros en los yacimientos arqueológicos. Donde cabe destacar los fósiles de cánidos similares a los Huskis siberianos encontrados en la cuenca del río Dnipier en este periodo.
Por lo que podemos datar los comienzos de esta fase de proto-domesticación del perro alrededor de los 26.000 años aC, gracias a las huellas de un niño que exploró la cueva de Chauvet con una antorcha acompañado por un perro, para distinguirlo del proceso de domesticación real que se ha fechado alrededor de los 14.000 aC y que comenzó en el Medio Oriente.
Si nos centramos en su propia historia evolutiva, los perros claramente se originaron a partir de un número sustancial de lobos grises. Esta proto-domesticación implicó contribuciones genéticas de múltiples poblaciones de lobos grises de Oriente Medio o Europa, probablemente a través de retrocruzamientos que tuvieron que darse mucho antes. Gracias a los estudios comparativos de Biología molecular sobre secuencias ADN mitocondrial de lobos y perros domésticos se pudo concluir que los lobos eran los ancestros de los perros y que la divergencia tuvo lugar hace más de 100.000 años.
Por lo tanto ya tenemos el marco temporal, el perro ha sido la primera especie domesticada por el hombre como resultado de un proceso interactivo de más de 100.000 años, el cual produjo relaciones intensas de competencia, cooperación y coevolución.
De acuerdo con las evidencias arqueológicas y estudios de Biología Molecular la primera especie en hacer la transición desde un estados salvaje hacia uno domestico fue el lobo, antecesor de nuestro perro prehistórico. Desde entonces estos cánidos han desarrollado una relación especial con los humanos, pudiendo ser considerados como la única especie que ha establecido un nicho propio en la sociedad humana.
Para un biólogo evolutivo, un proceso del que estamos hablando que fundamente las relaciones tan especiales entre ambas especies debe de tener un recorrido mucho más amplio. De hecho sabemos que el lobo o ancestro del lobo, acompañaba al ser humano en los yacimientos arqueológicos al menos desde hace 400.000 años hasta cerca de los dos millones de años atrás, cuando se encontraron junto a fósiles de mangostas y antílopes, restos de “perros salvajes”.
Tuvo que ser durante este periodo de tiempo más amplio entre 2 millones de años aC y 100.000 años aC cuando ambas especies fueron entrando en contacto, fortaleciendo sus lazos y participando en la rueda de la coevolución quedando marcado para siempre sus destinos.
Desde que un botánico y un zoólogo en una charla de café, en 1962, tuvieron los primeros intercambios de ideas acerca de las relaciones evolutivas entre especies ecológicamente ligadas, han pasado varias décadas. Aunque tres años después publicaron un artículo donde se sentaba las bases de la coevolución biológica, no fue hasta 1980 año en el cual Janzen acuño este término de coevolución.
Actualmente conocemos dos hipótesis que han pretendido explicar estas adaptaciones bilaterales. La primera propuesta por Leigh Van Valen en 1973 con la hipótesis de la Reina Roja y años más tarde, por Thompson, en 1994 con sus idea del mosaico geográfico.
Los biólogos evolutivos pueden citar numerosos casos de coevolución, desde el pez piloto y el tiburón hasta casos menos divulgados como la mantis orquídea. Pero hasta el momento nunca hemos pensado en los homínidos y los cánidos como ejemplo de coevolución, en lo que hemos denominado la teoría de la rueda.
Si nos centramos en nuestra propia historia evolutiva, Se estima que los individuos que vivían hace dos millones de años pertenecían ya a las primeras especies de Homo compartiendo escenario con los australopitecos. La época en la cual los cánidos se separaron en Canis lupus y Canis familiaris, hace 100.000 años, coexistían distintas especie de homínidos entre ellos los Neancerthales. Algunos paleoantropólogos han debatido qué conjuntos de atributos de la “cultural material” lo llaman ellos, han hecho posible que los humanos “modernos” invadieran Europa, extinguiéndose los Neandertales. ¿Por qué los Neandertales se extinguieron, si ellos y los humanos modernos usaron estrategias de subsistencia similares? Algunos autores como McBrearty y Brooks desafían el paradigma de que hubo una "revolución humana" abrupta hace unos 40,000 años en Europa que marcó la invasión de los humanos modernos y el inicio del comportamiento moderno.
Quizás esa cultura material no fue ni más ni menos que una alianza de cultura entre especies diferentes como el Homo sapiens y el perro salvaje, hace más de 100.000 años, que daría lugar al Canis familiaris y al Homo sapiens sapiens.
Ambos antepasados, de los actuales perros y seres humanos, evolucionaron desde hace dos millones de años haciendo que los posibles lazos que se dieran entre ellos, fueran cada vez, unas herramientas poderosas para la selección natural, cada mejora evolutiva individual de una especie en la búsqueda de una adaptación más óptima al medio, contribuía a una mayor probabilidad de éxito para la otra.
Una de estas primeras “coadaptaciones” a las que nos referimos que pudo darse a lo largo del proceso de hominización, fue la que se estima experimentó unos de nuestros antecesores del género Australopithecus (entre 4 y 2,5 millones de años) que sabemos con seguridad fueron completamente bípedos. Esta ventaja biológica tan excepcional de nuestro género (andar a dos patas), además de contribuir a la evolución humana, tuvo que ser también, según nuestra hipótesis, una ventaja para aquel cazador antecesor del perro, que posiblemente ya interactuaba con nuestros antepasados. A su vez estos antecesores de los cánidos, podrían haber facilitado la transición paulatina de los Australiphitecus de alimentarse de productos vegetales mayoritariamente a una alimentación carnívoros, participando conjuntamente con ellos en episodios de caza, facilitándoles la captura de la presa.
Así surgieron los primeros homínidos que proceden de aquellos australopitecos cuya desaparición se ha atribuido a una crisis climática que se inició hace 3 milllones de años y que condujo a una desertificación de la sabana favoreciendo a aquellas especie cuya alimentación se basaba en productos cárnicos más que en productos vegetales duros y de escaso valor nutritivo, para poder afrontar los siguientes pasos y logros evolutivos del proceso de hominización.
A su vez los diferentes cambios a nivel neurológico que se pudieron dar en los antepasados del perro que conllevaron modificaciones en su forma de comportamiento más sociable hacia el homínidos, consolidarían esta alianza y repercutirían en el éxito evolutivo de nuestro género…a modo de rueda, los cambios y consiguientes adaptaciones de una especie implicarían cambios y adaptaciones evolutivas en la otra.
Esta rueda que llevaría al menos dos millones de años rodando, quizás nos permita entender esta relación tan especial que hay entre nosotros y nuestra mascota canina “….a veces nos entienden sin hablar….”
Quizás antes del desarrollo de la capacidad del lenguaje en la especie humana, se desarrollara hace algunos miles de años, otra capacidad de comunicación más primitiva que la lengua entre nosotros, que de alguna manera se ha diluido durante el proceso evolutivo.
Una cosa es segura, ambas familias, homínidos y cánidos, deberían de sentarse en una mesa en forma de rueda de “tú a tú”, con igualdad de protagonismo en su proceso de evolución, en su proceso de coevolución según nuestra teoría de la rueda.
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